jueves, 9 de marzo de 2017

El sonido del silencio.

Hola oscuridad, mi vieja amiga. He venido a hablar contigo otra vez porque tengo una visión trepando suavemente que dejó su semilla mientras estaba durmiendo.
Y una visión que fue plantada en mi cerebro que aún permanece con el sonido del silencio

En los sueños sin descanso, caminaba sola, calles estrechas de adoquines bajo el resplandor de las luces de la calle me tape la cara por el frío y la humedad cuando mis ojos fueron apuñalados por el resplandor de la luz neón, eso partió la noche y toco el sonido del silencio.

Y la luz desnuda yo vi, diez mil personas, quizá más. Gente conversando sin hablar, gente oyendo sin escuchar, gente escribiendo canciones, que las voces nunca comparten y
 nadie se atrevió a perturbar el sonido del silencio.

Tontos, dije yo, ustedes no saben el silencio crece como el cáncer, escuchen mis palabras que les puedo enseñar, tomen mis brazos que puedo alcanzarlos, pero mis palabras cayeron como silenciosas gotas de lluvia
y resonaron en los pozos del silencio.

Y la gente se arrodillo y rogó al dios Neón que crearon. Y la señal relampagueó su advertencia en las palabras de esos integrantes protestantes, en las palabras de los profetas están escritas en los muros del metro.
Y en los pasillos del edificio y susurradas en el sonido del silencio.