jueves, 16 de enero de 2014

Elimina las etiquetas: La vie d’Adèle amor como todos.

El descubrimiento de la sexualidad a veces nos lleva al aprendizaje a través del método “ensayo y error”. Aquí no hablamos de historias artificiales, fáciles, superficiales ni fantasiosas. Normalmente cuando te enamores no vas a ser correspondido y cuando tú enamores no siempre vas a corresponder. Es un juego justo. La obsesión secreta, la búsqueda pasiva y la tristeza a solas invaden la vida de Adèle. Casi tres horas de una obra como la vida misma, de sentimientos a flor de piel y de belleza en estado puro, en lo bueno y en lo malo.
Todo y nada
Adèle Exarchopoulos actua de una manera no habitual. Expresar sin hablar, emocionar con la mirada, enamorar hablando, hablar con los ojos y hacer de su sonrisa la tuya. Todo es posible cuando se pone ante las cámaras y se mete en el papel.
En esta pelicula no encontrarás maquillaje, poses ensayadas, ropa de última moda ni peinados perfectos resultado de horas de peluquería. Aquí la piel es la que ves, la ropa es de ellas y si hoy no te peinas sales así en la película. Porque de eso se trata, de gente real que se mancha la boca comiendo espaguetis o llora sin importar la pinta que tenga. Encontrarás escenas improvisadas y frases de propia cosecha que sin salirse de la historia consiguen un entorno natural y propio de lo que vemos cada día. Y así te conviertes en espectador directo, olvidas que estás en el cine o en el sofá de tu casa, te metes en la historia de lleno hasta el punto que no sabes si deberías estar allí, porque todo es demasiado personal y en este caso tres son multitud. Más que nunca.
Abdel Kechiche nos acostumbra desde el principio a primerísimos planos, nos obliga a acercarnos más de lo que nos acercamos a alguien normalmente hasta que nos acostumbramos a ello. Y ya estamos dentro. Es una historia que desde lejos parece simple pero que está compuesta de tantos matices, tantas lagrimas, tanto dolor y tanta desesperación que se convierte en una obra compleja.
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A través de su diario, Adèle nos hace testigos de su despertar sentimental y sexual, sus fallos, sus momentos bochornosos, sus alegrías, su victorias y sus derrotas y las escenas de sexo explícito más realistas y auténticas que jamás hayas visto. Una entrega total por parte de Adèle Exarchopoulos y Léa Seidoux a lo que se supone que son dos personas enamoradas en la cama. Es una pena que se hable tanto de esos 10 minutos de sexo dejando a un lado las casi tres horas de metraje, cuando yo me atrevería a no catalogar “La vie d’Adèle” como una película lésbica. Es mucho más que eso.
Es posible que te veas reflejada y te sientas identificada, es posible que recuerdes esos momentos en los que te has sentido fuera de lugar, sola entre un montón de gente, olvidada por esa persona a la que quieres, engañada o menospreciada, en busca de una atención que nunca llega.
Ese flechazo, ese primer amor, esa primera experiencia, ese aprendizaje, esa constancia y hacer de otra persona una extensión de ti misma. Ese momento en el que te das cuenta de que los flechazos se llaman así porque pocas veces acaban bien.
Ganadora de la Palma de Oro en Cannes con mención especial incluida al sensacional trabajo de las dos actrices protagonistas. Un premio compartido y una mención tan merecida que no ves la posibilidad de que hubiese sido de otro modo.
sEs posible que desconozcas que existen cerca de 1400 minutos de grabación real, que Abdellatif Kechiche tenía total libertad de grabar en cualquier momento (de hecho cuando vemos dormir a Àdele, está realmente dormida), que el corte final puede incluir 40 minutos más de metraje, que la escena en la que ambas se cruzan tardó en grabarse todo un día con más de cien tomas, que la escena de sexo necesitó cerca de 10 días, que la primera escena que grabaron juntas fue la del sueño, que la escena más dura para ambas fue la de la bofetada, que el rodaje inicial iba a durar 2 meses y acabó durando casi 6, que Lèa empezó a preparar su papel junto al director un año antes de comenzar el rodaje o que las actrices tuvieron que improvisar la mayor parte del tiempo porque el mismo director no sabía lo que estaba buscando.
En definitiva, pocas veces vemos una entrega, una valentía y una paciencia como la que estas dos actrices han demostrado, más allá de polémicas, opiniones de críticos puritanos o comparaciones innecesarias de dos personajes que no tienen nada que ver.
Película magnífica y digna de ver, no una, sino varias veces. Una historia de amor, sin darle más vueltas al tema de quién es quién o a qué género pertenece. Tres horas que no parecen largas, porque la historia tiene un ritmo y respiración propias.